martes, 26 de junio de 2012

EL LEVÍTICO XV (CAPITULO III)


"Toda cama en que se acostare el que tuviese flujo seminal, será inmunda; y toda cosa sobre la que se sentare, inmunda será. Y cualquiera que tocare su cama lavará sus vestidos; se llevará también a sí mismo con aguas; y será inmundo hasta la noche. Y el que tiene flujo seminal, lavará sus vestidos, se lavará también a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche". 

La cama se relaciona con el lecho matrimonial o cámara nupcial; Pablo de Tarso  nos dice que el matrimonio perfecto es aquel que se realiza en un lecho sin mácula y sin mancilla, porque en él no hay fornicación, o sea, en esa unión sexual no existe flujo seminal, eyaculación del semen por parte del varón y en la mujer no hay pérdida de sus secreciones sexuales pues no llega al orgasmo; también se habla de lechos de placeres, de prostitución, ese es el lecho del que nos habla el Levítico XV cuando la pareja al realizar la cópula derrama su simiente, esa es la cama inmunda del que tiene emisión seminal. Ahora bien, si tiene emisión seminal hace el lecho inmundo y toda cosa sobre la que se sentare también será inmunda, entonces, ¿cuál será el procedimiento para tener un lecho impoluto, sin ningún tipo de manchas que guarda la ordenanza del Señor Jehová? En un texto Tántrico de la India dice: "Con la eyaculación seminal, se pierden trillonadas de átomos solares y así nuestros órganos genitales recogen en su remplazo átomos lunares de los infiernos atómicos del hombre, los cuales se absorben dentro del cuerpo Astral para darle a éste la apariencia de Satán". Parece increíble que miles de miembros de sectas se declaren enemigos de las doctrinas religiosas indostánicas tántricas, por el hecho de mencionar la palabra Tantrismo, pero practican el Tantrismo Negro, que es una corriente contraria al Tantrismo Blanco, donde se realiza la conexión sexual sin eyaculación seminal. Los que practican el Tantrismo Negro se hunden dentro de los propios infiernos atómicos del hombre.

Para comprender este asunto hemos de conocer que las glándulas sexuales no son cápsulas cerradas, ellas excretan hormonas y también incretan hormonas. Los Tántricos Negros de ciertas sectas falaces aprovechan que la gran mayoría de la humanidad, inconsciente de esto, utilizan las hormonas de increción sexual para despertar facultades tenebrosas, entre otros, ponen el intelecto al servicio del mal, obligan a su grey a seguir el camino del fanatismo religioso, a vivir una fe sin obras, antropomorfizan al Cristo, a Dios, etc., etc., etc., así es como se preparan para entrar a la "Muerte Segunda". Los que siguen la senda del Tantrismo Negro odian la no-fornicación, la Ordenanza del Señor Jehová: "No tener emisión seminal", porque esa es la puerta del Edén, y a ellos no les gusta el Edén; y se olvidan de lo que nos dice el Señor: "Porfiad a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar, y no entrarán". Los Tántricos Negros llevan escrito: "Misterio, Babilonia la Grande, la Madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra"; esta clase de Tántricos se revuelcan en lecho de inmundicia, de pestilencia, pues sus fornicaciones hacen de su carne y toda cosa que tocan, abominable.

El texto bíblico también trata de que la inmundicia del fornicario es tal que con cualquier mujer que eyacule el semen, sea la esposa, la amante de ocasión, con la prostituta, etc., el lecho es inmundo, y lavará sus vestidos. ¿A qué vestidos se refiere el Levítico XV? Obviamente no se está refiriendo a la vestidura física, a la "muda de ropa", sino a los Cuerpos Psicológicos que Pablo de Tarso llamó Cuerpos Celestiales: el Natural, el Espiritual y el Divino, con esos vehículos internos que hemos de fabricar, precisamente, con la energía sexual mediante procedimiento que enseña la Alquimia Sexual: "Conexión del Lingam-Yoní sin eyacular el "Ens Seminis", se logra el Nacimiento Segundo, del cual trató Jesús de Nazareth al Rabí Nicodemo. En esa época era un secreto y se entregaba en claves, mitos, parábolas, etc.; por eso el Maestro de Maestro lo dijo así: "En verdad te digo que el que no naciere del agua y del espíritu no podrá entrar en el reino de los cielos". En esta especie de acertijo está la clave de la Transmutación Sexual. Si apelamos al espíritu de la doctrina cristiana como es la Kábala Judía, vemos que el "agua" es el "Ens Seminís", y el "espíritu" es el "fuego sagrado"; es esta la clave cristiana para alcanzar el Nacimiento Segundo, que no es otra cosa que la fabricación de los Cuerpos Celestiales de Pablo de Tarso, que el Gnosticismo Universal denomina "Cuerpos Existenciales Superiores del Ser": Astral, Mental y Causal. Estas son las vestiduras de los cuales tratan todos los Libros Sagrados. Estas son las vestiduras de luz que son elaboradas para pasar del estado "animal intelectual" a Hombre. Esto significa que el "animal intelectual" es aquel que no ha fabricado estos cuerpos; y el auténtico Hombre es quien posee estos vehículos.

Pero sucede que cuando un Hombre eyacula el semen esos vestidos, por decirlo así, se marchitan, se enmugran, pues les toma el "Yo" psicológico, se apodera de ellos, los "apolilla"; y para quitamos esta lepra psicológica necesitamos apelar a la Transmutación Sexual, quiere decir, que para regenerar estos Cuerpos Celestiales, debemos utilizar el mismo procedimiento con el cual los fabricamos, así es como, un Hombre al caer en la generación animal al practicar la clave de la Alquimia Sexual lavará sus vestiduras. El texto dice que se "lavará a sí mismo con agua". Según esto, el agua que se utiliza, debe ser un agua purificadora; lo que nos quiere decir, que esta agua es como un fuego, o que contiene fuego, pues el fuego es el único elemento que nos puede purificar. El fuego siempre representa a Dios; incluso, Cristo es el "Dios del Fuego" de los griegos; esto nos invita a reflexionar sobre estas cuatro letras INRI colocadas en la Cruz del mártir del Gólgota que significan: "Ignis Natura Renovatur Integram" "El Fuego renueva incesantemente a la naturaleza". Así pues, el agua purificadora para lavar nuestros vestidos por sí mismo, contiene en sí a Dios, que es fuego; así lo dice Pablo: ''Nuestro Dios es un fuego devorador". Esa agua es el "En Seminís" y dentro de él está el Fuego, o sea, Dios, lo repetimos hasta la saciedad.

¿Cómo podemos explicar esto? La energía creadora, esa que está contenida en el esperma del varón y en las secreciones sexuales de la mujer, en última síntesis viene del Logos. Esa energía desciende a través de los Siete Centros Magnéticos de nuestro Universo Interior; desciende esa poderosa energía de centro en centro, y por último cristaliza en nuestras glándulas endocrinas sexuales, subyace en el esperma, subyace en las secreciones sexuales de la mujer, etc. Esa energía es fuego sexual, pero algunas Teogonías le llaman "Espíritu Santo"; "Fuego del Amor", y otros, simplemente la veneran, porque allí se encuentra Dios. El Mahabharata, un libro Sagrado de la India, dice: "El Dios del fuego está escondido en el agua"; esto quiere decir, que el fuego sagrado está contenido en el "Ens Seminis" que son las aguas de la vida. Por eso el Levítico XV nos indica que debemos lavarnos con agua, con las "aguas de vida", que contienen el purificador. A ningún sensato se le ocurriría que se trata del elemento incoloro, insaboro, insípido, inodoro, cuya fórmula química es H20. Además, podemos echamos encima toda el agua que contiene nuestro planeta para purificamos el alma de la fornicación, mas ella no sufrirá ningún ápice de limpieza.

La Alquimia Sexual nos habla de esta agua de una forma vedada, por ejemplo, el símbolo de la "calabaza de los peregrinos". Dicen los alquimistas que en esa calabaza está la bebida secreta, el "agua bendita" que le llaman Mercurio, y que según ellos, basta por sí sola para realizar la Gran Obra del Padre que está en secreto. Ese Mercurio es nuestro "Ens Seminis", denominado también entre ellos "peregrino" o "viajero". Recuerde ahora, caro lector Ca), "las conchas" de Santiago, el apóstol, llamadas también "benditeras", porque en ellas se conserva el "agua bendita", calificación que el cristianismo primitivo da al agua mercurial, o sea, al "Ens Seminis". Igualmente, tenían otros símbolos que representaban que esa "agua mercurial" o esperma sagrado nos regenera absolutamente, que es imposible enumerarlos cabalmente; pero detengámonos un poco en ese que dice: "La muerte del anciano da nacimiento al niño y asegura su vitalidad", o aquel otro, que es considerado necesario para alcanzar la meta: "Matar al vivo a fin de resucitar al muerto"; que se refiere a la substancia en bruto, el esperma que yace en las gónadas, pero no eyaculándola sino transformándola en energía creadora a fin que nos limpie esa "agua sagrada" de toda clase de inmundicia, en este caso de fornicaciones. Tal es la naturaleza del Matrimonio Perfecto de la pareja divina que se ama y se une con la finalidad única de lavarse de pecados o abominaciones. Nuestra energía creadora también era conocida en los primeros siglos de la Era Cristiana como el "Cordero de Dios que quita los pecados de nuestro mundo psicológico o interior". Así que el "Ens Seminis", nuestras aguas de vida seminal, es el agente de transformaciones maravillosas que nos lleva de las tinieblas a la luz, de la inmundicia a la purificación, de la mortalidad a la inmortalidad. El símbolo que utilizaron algunos cristianos de la Edad Media para indicar que se habían purificado de su inmundicia era el de la Virgen Celeste llevando una corona de rosas blancas; en Egipto, en la época de los faraones, se representaba con la túnica blanca del Dios Ibis de Thot.

La Biblia cristiana como todos los Libros Sagrados están en contra de la fornicación, mas, sin embargo, millones de miembros de las sectas pseudo-religiosas alaban la fornicación y prácticamente se declaran enemigos de las Ordenanzas del Señor Jehová.. El Génesis Hebraico refuta a esta gente diciendo: "De todo árbol del huerto comerás.

Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieréis, morirás" (Génesis 2: 17). Es decir, Jehová está en contra de la eyaculación seminal, y millones de miembros de las sectas pseudo-místicas, etc., están a favor de la fornicación. Precisamente, si no hubiera sido por ese falso concepto que tienen de la sexualidad los fornicarios irredentos, jamás se hubiera cometido el crimen de tornamos en unos inmundos por haber eyaculado el semen. La fornicación es la causa de habemos salido del estado paradisíaco que hace dieciocho millones de años perdimos. La astucia de los Tántricos Negros y su deseo de hacer prosélitos para la "Muerte Segunda", no ha descansado desde el pasado hasta nuestros días.

En la no fornicación o en la no eyaculación del esperma sagrado está la redención del ser humano, pero hay que ponemos en guardia contra miles y miles de falsos profetas, apóstoles, líderes, pastores, sacerdotes, ellos nos invitan a fornicar, Y así de equivocados, nos alejan del real camino que nos conduce al Padre que está en secreto. Recordemos que esa fuerza sexual pura, sagrada, haciendo las veces de Cristo en la Tierra Santa fue contundente al manifestar: "Yo soy la vida, el camino y la verdad. Sólo por mí se llega al Padre". Esas gentes miserables tal vez ignoran que en toda semilla vegetal, animal o humana, está encerrada la esencia del Cristo. La semilla humana es el semen, Y por ello, los primeros cristianos tenían conocimiento de causa al comprender que el semen es la sustancia del Cristo en el ser humano.




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